martes, 21 de diciembre de 2010

CALEIDOSCOPIO

Hace ya muchos años, de pequeño, a Juan Luis le regalaron un caleidoscopio..
Era un pequeño y económico juguete (poco que ver con los sofisticados juguetes de hoy día).. Formado por un tubo de cartón, de unos pocos centímetros de diámetro, en cuyo interior tres espejos reflejaban y multiplicaban, simétricamente, diminutos cristales sueltos, de múltiples formas y colores, alojados en uno de los extremos del tubo..
Al mirar por el extremo opuesto, bastaba un breve y sutil movimiento o giro del tubo, para que las formas y colores observados cambiaran y se multiplicaran, creando todo tipo de atractivas y sugerentes composiciones..
Con el paso del tiempo, Juan Luis llegó a la conclusión de que aquel humilde juguete era, probablemente, uno de los ejemplos más acertados de lo que hoy se llaman, de forma un tanto exultante, “juguetes educativos” (como si los demás no lo fueran)..
Yendo más allá de lo afirmado por algunos dichos populares, aquel caleidoscopio parecía proponer que la “realidad” no sólo dependía del cristal con que se mira.. incluso con el mismo cristal, dicha “realidad” dependía de quien la miraba.. Y yendo, aún, otro poco más allá, con el mismo cristal y el mismo observador, dicha “realidad” iba a depender de otras innumerables circunstancias, a veces , y en principio, imperceptibles o poco relevantes..

Hasta muy avanzada su primera juventud, Juan Luis, tozudo, apasionado en sus convicciones y amante convencido de la fuerza del racionalismo, se negó a admitir aquellas enseñanzas que parecía proponer aquel humilde caleidoscopio.. al menos, de forma generalizada y universal.. Muy al contrario, pensaba (o soñaba) que bastantes (e incluso muchas) realidades eran (o debían ser) tan evidentes y palmarias, que difícilmente podían escapar a una visión objetiva y compartida, para caer bajo el dominio de una aplastante y aleatoria subjetividad tan personal..

Hasta muy avanzada su segunda juventud, Juan Luis, tozudo, menos apasionado en sus convicciones y ya poco convencido de la función racionalizadora, llegó a admitir que sólo, quizás, algunas pocas “realidades” pueden ser susceptibles de ser objetivadas para ser compartidas.. la inmensa mayoría restante, parecían seguir, al pie de la letra, las enseñanzas de aquel lejano caleidoscopio..

Actualmente, Juan Luis, tozudo, bastante menos apasionado en sus convicciones y escéptico de la capacidad racionalista, admite que ninguna “realidad” es objetiva.. todas ellas forman parte de ese mundo tan subjetivo y aleatorio propuesto por aquel viejo caleidoscopio de su ya lejana niñez..
 
Todo esto me lo contaba Juan Luis, hace unos pocos días, mientras tomábamos unas copas a altas horas de la madrugada..

 Como ejemplo y motivo de sus palabras, Juan Luis me hablaba de la Navidad.. o mejor dicho, según él, de sus Navidades.. Las había vivido de todos los tipos y colores.. familiares, festivas, comprometidas y militantes, emotivas, amorosas, sexuales, alcohólicas, nostálgicas, felices, tristes, jubilosas, dolorosas, agobiantes y estresantes, tranquilas y relajadas.. “Como todo el mundo, supongo” -apostillaba él-. Es más, a veces, las mismas Navidades de algunos años, las vivió de múltiples maneras, dependiendo de esos pequeños cambios, con frecuencia, insignificantes e impredecibles.. como aquellos pequeños giros de aquel olvidado caleidoscopio..

Por todo ello, Juan Luis, hace años que decidió no planificar, ni proyectar, ni organizar, ni soñar sus Navidades..

Según me contaba, actualmente (y desde hacía tiempo), sus Navidades podrían definirse como una Navidad reflejada, en la que intentaba responder y contribuir en aquello que recibía y percibía de cuanto le rodeaba.. “igual -añadía Juan Luis- no es la opción más arriesgada, original o comprometida.. pero sí la forma más segura de poder compartir dichas fiestas.. !sobre todo en las formas!”  -sentenciaba para acabar.
 
En esta ocasión, y a diferencia de como casi siempre, casi que llegué a identificarme con Juan Luis (bué, supongo que las copas ayudaron lo suyo)..

Quizás me hubiera a atrevido a matizar que las Navidades no son, precisamente, un buen ejemplo de realidad susceptible de ser objetivada.. más bien todo lo contrario, como todo rito es un modelo ejemplar de “realidad” subjetiva.. !todo cabe y resulta posible en ella!.. igual que en nuestras más alocadas fantasías..
Quizás también me hubiera atrevido a matizar que, a veces (sólo a veces), algunos lo que esperan, desean (y hasta necesitan), no son sólo reflejos más o menos distorsionados de uno mismo.. 

No obstante, en esta ocasión, y sin tener muy claro por qué, no maticé nada.. es más, al calorcillo de las copas, hasta me comprometí con Juan Luis a compartir y poner en práctica sus conclusiones.. o al menos, a intentarlo por este año..


Como resultado de todo ello, por esta vez, y desde este rincón, no voy a desear a nadie mis mejores deseos.. ni a expresarle mis más sinceras felicitaciones.. sólo voy a desearos aquello que cada cual desee.. y sólo voy a expresaros aquellas felicitaciones que cada cual esté dispuesto a recibir.. y por los motivos que cada cual estime más oportuno..

En el fondo, pensándolo bien, no creo que se trate de ninguna propuesta original.. con mayor o menor convicción (y alguna que otra diferencia), es lo que hacen los reyesmagos para acertar y contentar con sus regalos.. o las mamás y papás para ganarse el cariño de sus hijos (y viceversa).. o los políticos y gobiernos para obtener la confianza de sus votantes (y viceversa).. o los famosos para conseguir el aplauso de sus seguidores (y viceversa).. o los medios de comunicación para conseguir aumentar su audiencia (y viceversa)..o l@s amantes para conseguir el favor de sus amad@s (y viceversa).. o hasta los mismísimos dioses para obtener la fidelidad de sus creyentes (y viceversa)..

En mi caso, y apuesto que también en el de Juan Luis, quizás sólo subrayar que estamos dispuestos a hacerlo de corazón.. y  sin esperar compensación alguna, a cambio..

(otra cosa bien diferente es que estemos más o menos acertados en el intento, che.. ejej)


..aah, que no se me olvida.. eso sí, besotes, míos y del JuanLu para todos.. navideños o no.. ejej

jueves, 18 de noviembre de 2010

HIPOCONDRÍACOS

Hace uno par de años, y por estas fechas, el Excelentísimo Ayuntamiento de Madrid, puso en marcha la campaña "!PREPÁRATE, MADRID! o !MADRID, PREPÁRATE! (que no sé si significan lo mismo).. No se trataba de una campaña para que a los ciudadanos madrileños no les pillaran, desprevenidos, las inminentes y siempre peligrosas Fiestas Navideñas. Se trataba, básicamente, de una campaña para exhortar a los ciudadanos a estar preparados para una "posible tragedia colectiva": incendios, inundaciones, terremotos, accidentes nucleares, ataques terroristas.. Dicha campaña, proponía a los ciudadanos que tuvieran, siempre, preparada y a mano, una mochila de supervivencia, con no sé cuantos ni qué contenidos (pido disculpas por mi falta de información).. Desconozco el nivel de seguimiento y respuesta que dicha campaña tuvo entre los ciudadanos a los que iba dirigida.. Tan sólo tengo información de la buenísima acogida que tuvo entre fabricante, proveedores y vendedores de mochilas (se rumorea que hasta pensaron en fusionarse para entrar y cotizar en Bolsa, y solucionar la actual crisis económica mundial, ellos solos y sin ayuda de nadie).

Uno de los programas más longevos y con mayores reconocimientos de la televisión española, llevaba por nombre "Saber Vivir", y se emitía en horario matinal.. Nunca fui espectador de dicho programa, pero por casualidad (a lo largo de tantos años), tuve ocasión de ver algunos retazos del mismo.. Diariamente, y con el lema de "más vale prevenir que curar", dicho programa repasaba (una y otra vez, de arriba a abajo, y de derecha a izquierda), todos y cada uno de los infinitos males, enfermedades y hábitos peligrosos de todo tipo que nos acechan a lo largo de nuestra existencia.. Posteriormente, y tras promover el acojono colectivo, enseñaban y apremiaban a los espectadores a vivir "sanamente".. Un programa y unos objetivos totalmente elogiables, y a los que únicamente se les podría poner una pequeña pega: el horario de su emisión (infantil, por un lado, y jubiláutico, por el otro)... Creo, humildemente, que su horario ideal debiera haber sido el "nocturno", y debería haberse recomendado para los aficionados a las emociones fuertes y al cine de terror o incluso "gore".. Yo supongo que los profesionales de la salud, en principio, debían de estar muy agradecidos a este tipo de programas que tanto contribuyen a la tarea educativa y preventiva... digo "en principio", porque sospecho que dicho agradecimiento se ha ido tornando, con el tiempo, en todo tipo de lamentos al comprobar cómo sus consultas y servicios (hasta los más urgentes), se ven colapsados por todo tipo de aprensivos sobreinformados e hipocondríacos exaltados que acuden, masivamente y cada día, al menor síntoma de catarro, o exigiendo pruebas y tratamientos (a ser posibles avanzadas y costosas) para "resolver milagrosamente" problemas irresolubles o prevenir males inexistentes..

Podríamos continuar poniendo ejemplos... e ir incrementando, al mismo tiempo, la gravedad y las consecuencias de los mismos... Hasta llegar a las vergonzosas y despreciables "guerras preventivas" (auténticos crímenes contra la humanidad), las "limpiezas étnicas" (genocidios), las variadas "guerras de liberación" (terrorismos de todo tipo), la persecución y estigmatización de colectivos humanos (xenofobias), la eliminación de libertades individuales y colectivas (dictaduras), la instauración, apoyo y mantenimiento de los grandes grupos de poder (oligarquías), el rechazo a los avances y descubrimientos humanos (tradicionalismos), la inhabilitación de la convivencia y la comunicación con los "otros", el sectarismo, el gregarismo..

Todo ello producto del miedo obsesivo y desproporcionado, de su fomento, utilización y manipulación.


Las enciclopedias y diccionarios recogen la "hipocondría" como la enfermedad que sufren aquellas personas obsesionadas con la idea de padecer todo tipo de males, agravando los que realmente padecen e imaginando los que ni tan siquiera existen.. No estaría demás que estos instrumentos de la lengua ampliaran esta definición, sobre todo en lo referente al objeto de dicha obsesión compulsiva: porque no es la salud el único objeto de la misma y, modestamente, creo que tampoco es el más extendido, ni el más "grave o peligroso"..

Sin ir más lejos, en mi caso, mi obsesión podría ser el miedo mismo..
Me da miedo llegar a vivir con miedo..
Y aún me dan mucho más miedo aquellos que viven instalados en dicho miedo..
Me repugnan aquellos que viven del miedo de los demás,
aquellos que lo provocan y lo acrecientan,
aquellos que lo rentabilizan con el mayor descaro y sin-vergüenza alguna..
Me rebela el caudaloso reguero de víctimas que dicho miedo va dejando siempre tras su paso..
Me agotan las frustraciones, desilusiones y desesperanzas que el miedo siembra entre nosotros, cada día, cada momento..


Hace años, en las paredes de los bares menos suntuosos, solía colgar un azulejo con una frase que rezaba así:
"No te preocupes mucho por la vida, porque no saldrás vivo de ella"
Quizás fuera una visión algo extrema... tan extrema como la hipocondría (y opuesta a ella)..
Pero entre ambos extremos (el de la Cigarra y el de la Hormiga), debe haber toda una gama de posibles opciones y actitudes ante la vida..
la mía, probablemente, quizás estuvo siempre más cerca de la primera que de la segunda..
(Quien sabe, quizás tuvo algo que ver que, en mi juventud, disfruté mucho entre aquellos pequeños, vitales y acogedores bares..)

viernes, 12 de noviembre de 2010

LA INERCIA DE LAS COSTUMBRES

La Física define la Inercia como la tendencia que tienen los cuerpos a mantener su estado, de reposo o de movimiento, hasta que una o varias fuerzas externas actúen sobre dichos cuerpos, modificando su actual estado.
Dicha ciencia incluso cuantifica, en la segunda Ley de Newton, esta tendencia o inercia, mediante la conocida fórmula matemática F = m.a

Las ciencias sociales, sobre todo la sociología y la antropología, definen las costumbres como actos, repetidos y reiterados en el tiempo, cuya finalidad es servir como instrumento de integración social, y con capacidad de convertirse en normas reguladoras de las relaciones establecidas en dicho grupo social (funcionalismo social).
Estas ciencias no cuantifican el valor matemático de dichas costumbres, pero si las cualifican definiéndolas como fundamentales y básicas para el individuo y el grupo social al que pertenecen.

En un acto un tanto osado, podríamos definir la Inercia de las Costumbres, como la tendencia del individuo, o los grupos sociales, a mantener su “actual situación o estado de las cosas”, debido, sobre todo, a las costumbres adquiridas, aceptadas y/o impuestas..
  • Los individuos necesitamos integrarnos en grupos sociales para dar respuesta a nuestras necesidades y exigencias.
  • Los grupos sociales (sociedades) necesitan, para su supervivencia y estabilidad, una integración de los individuos, creciente y ordenada… para ello facilitan y/o imponen múltiples instrumentos y mecanismos, entre los cuales, las costumbres constituyen todo un conjunto básico y fundamental.. Dichas costumbres abarcan todo tipo de aspectos, desde los puramente festivos o los más concretos y cercanos (como los afectos y los sentimientos), hasta los más abstractos y lejanos (creencias, ideologías, ética, moralidad..)
  • Empujados y animados por nuestras necesidades, los individuos vamos aceptando y asumiendo estos instrumentos de integración y adaptación a la sociedad.. Y a medida que lo hacemos, nos vamos convirtiendo en participantes y cómplices activos/pasivos de dicha estabilización social.
El resultado lógico de todo este proceso es que los grupos sociales y los individuos que los componen, tienden a ser conservadores (o conservacionistas).. Más cuanto mayor sea el tiempo de exposición al proceso de integración y a las costumbres adquiridas y/o impuestas durante dicho proceso..
Quizás por ello, suele afirmarse (con razón), que la adolescencia y la juventud son períodos más inestables, más propensos a todo tipo de cambios en el individuo.. o que las sociedades más “jóvenes y nuevas” están más abiertas y dispuestas a la evolución, e incluso a la revolución.

La Inercia de las costumbres (o la resistencia a los cambios), es tan poderosa que minimiza, y hasta imposibilita el posible efecto convulsivo de otras muchas fuerzas exteriores que pueden actuar sobre el individuo o los grupos sociales.. hasta tal punto que, con frecuencia, cuesta comprender cómo determinadas circunstancias (por excepcionales, inéditas o traumáticas que éstas sean), dejan inalterables ambas realidades.. y dando una buena explicación al por qué de la reincidencia y el mantenimiento de los comportamientos individuales y colectivos, aunque éstos evidencien su más que dudoso carácter de erróneos.


Quizás por ello, hay quienes consideran (y me incluyo entre ellos) que la evolución del ser humano y de la sociedad no es un proceso lineal (desde un punto de partida, hacia algún punto, más o menos lejano, de llegada).. sino que es un proceso, fundamentalmente, circular (en el que los puntos de partida y de llegada se van superponiendo, periódicamente, en el tiempo)..
Otros, más sencillamente, expresan lo mismo al afirmar aquello de que “el ser humano es la única criatura capaz de tropezar, reiteradamente, en la misma piedra”..
Dicha consideración no invalida el movimiento de avance (o incluso de retroceso), simplemente lo cualifica de una determinada manera.. la rueda es un buen ejemplo de ello..


Supongo que por todo ello, creo haber tenido, casi siempre, una relación compleja con las costumbres..
puedo reconocer el valor y la importancia de muchas de ellas..
hasta puedo reconocerme como partícipe y parte de otras tantas..
Y al mismo tiempo me cuesta aceptar su dictatorial inercia.. a veces, ni tan siquiera impuesta.

jueves, 4 de noviembre de 2010

PALABRAS

Hay quienes creen que nuestra existencia empieza cuando somos concebidos..
Hay quienes piensan que nuestra existencia comienza cuando somos paridos..
Y hay quienes consideran que nuestra existencia sólo es posible cuando alguien nos asigna y reconoce por una palabra, un nombre.. (da igual cual sea éste, el que aparece en el DNI, el de madre o padre, el de hij@, el de herman@, el de amad@, el de amig@ o el de enemig@..)
Desde hace mucho tiempo, creo haber optado por estar cerca de estos últimos..

No creo que haya sido sólo por la evidencia de que “nombrar” (asignar un nombre-palabra) a un individuo, como forma de incorporarlo e integrarlo a una realidad o a un grupo social, sea una costumbre ancestral que se remonta al principio de los tiempos.. Ni tampoco creo que sea sólo por la evidencia de que la inmensa mayoría de creencias hayan hecho suya esta costumbre ancestral, y la hayan convertido en ceremonia de iniciación y reconocimiento de sus miembros como portadores y deudores de una gracia divina (algunas van mucho más allá, y sitúan la Palabra/el Verbo, como origen de toda existencia y anterior a toda ella).. Ni tan siquiera creo que sea sólo porque importantes formas y corrientes del pensamiento humano consideren la Palabra condición esencial (y hasta imprescindible) de la existencia de cualquier ser (incluso la de los seres inanimados).. Ni por las múltiples evidencias de que cualquier nueva tecnología que surge, acaba doblegándose y doblegada ante la Palabra, para poder crecer y hasta subsistir..

Aún con todo ello, creo que mi decisión es, sobre todo, un sencillo acto de fe..
Siempre creí en la Palabra.. mucho más de lo que la Palabra creyó en mí..
Siempre confié en la Palabra.. bastante más de lo que ella confió en mí..
Siempre aposté por la Palabra.. aún a sabiendas de que ella, no apostaba tanto por mí..
Siempre arriesgué por la Palabra.. a pesar de que ella arriesgara bastante menos por mí..
Siempre amé la Palabra.. aunque, con frecuencia, no fuera igualmente correspondido por ella..

  

Y lo digo como amante, también, de la forma, de la imagen, del diseño, del dibujo, la pintura, la música.. porque creo que todas ellas son, o deberían ser, expresiones y lenguajes deudores de la Palabra..

Y es que la Palabra no sólo estructura el pensamiento… sino que también lo descubre y lo delata..
La Palabra no sólo expresa el sentimiento.. lo posibilita.. y hasta lo crea..
La Palabra… sobre todo la Palabra.. puede hacernos sentir más libres..
(y a veces, hasta consigue hacernos hace más libres)

Quizás por ello, hay tantos que renuncian a la Palabra y reniegan de ella.. tantas excusas para no usarla, racionarla y limitarla.. tantos que se afanan en desvirtuarla y desprestigiarla.. tantos intereses en reprimirla y acallarla.. tantos que se empeñan en utilizarla y manipularla, para imponerla y destruirla..

Y quizás, también, por ello, hay tantos que la anhelan y la reclaman.. tantos que apuestan y se arriesgan por ella.. para cuidarla y conservarla.. para soñarla.. y sobre todo, para compartirla..

Por todo ello.. y también, a pesar de todo ello.. seguiré amando la Palabra..
( incluso, y si es preciso, antes y por encima de los hechos )



jueves, 28 de octubre de 2010

LA RAZÓN DE SER DE LAS COSAS

A lo largo de los años, Juan Luis había ido adquiriendo una preocupante, inquietante y hasta suicida mala costumbre: preguntarse “el por qué de las cosas”.. No es que se preguntara por todo lo que llegara a su pobre y vapuleado cerebro… ni que hiciera una profunda y sesuda selección de cuanta información machacara sus cortas y limitadas entendederas.. en realidad, no tenía ni puta idea de cómo se producía dicho proceso selectivo en su confusa mente… !ni de los motivos por los cuales había adquirido aquel hábito tan pernicioso y desafortunado!.. “Un hábito mucho más peligroso y perjudicial que fumar como un descosido o follar como un poseso y sin preservativo alguno” –se decía, frecuentemente, a sí mismo-.. Más aún cuando casi nunca (por no decir nunca), encontraba, para sus múltiples y reincidentes preguntas, alguna respuesta apabullante o simplemente convincente… y para las cuales (y con frecuencia), Juan Luis (para no frustrarse o desmoralizarse), acababa escogiendo la primera respuesta, mínimamente coherente que tuviera a mano, e incluso, en casos de emergencia, recurría a inventársela, directa y sencillamente.

Era aquella una fría mañana de finales del mes enero. Aún no había amanecido cuando Juan Luis salió de su casa; iba abrigado y tapado hasta las cejas.. Mientras caminaba hasta su coche (que siempre tenía que dejar lejos, en el quinto pino), se recreó en la casi completa soledad de la calle aún casi vacía.. Y es que, como todas las mañanas, reparó en que sus únicos y madrugadores acompañantes eran unos seres bajitos, más o menos peludos, y de cuatro patas y rabo, que correteaban por las aceras y escasos jardines, mientras sus dueños, ateridos, adormilados y hasta empijamados, los vigilaban a cierta distancia o los acompañaban con visible resignación y/o absoluta desgana.. Algunos de aquellos juguetones perros (porque eso eran aquellos seres peludos), le resultaban conocidos a Juan Luis (no así sus dueños, en los que apenas se fijaba).. se los encontraba también cuando volvía a casa tarde y ya muy avanzada la noche..

Y en su habitual mala costumbre, Juan Luis se preguntó, ¿por qué sólo veía aquellos perros a horas tan extrañas e intempestivas?, ¿por qué no se los encontraba, como antaño, por las mañanas, al mediodía o por la tarde, jugueteando, correteando o paseando por las calles, los jardines o el cercano parque de su barrio?.. Esta vez tuvo suerte Juan Luis, y la respuesta a sus preguntas se abrió paso, con facilidad, entre su enmarañada y aún poco despierta sesera: “Los perros, desde hacía mucho tiempo, habían dejado de ser el mejor amigo del hombre.. las múltiples campañas, las airadas protestas y las severas y restrictivas normativas en su contra, los habían ido convirtiendo en un enemigo-público, responsables de todo tipo de males, enfermedades, molestias y agresiones.. !y a sus dueños, en cómplices vergonzantes y avergonzados!”.. “Lamentable pero, desgraciadamente, frecuente en una sociedad hipócrita y burguesa, que disfruta y se enorgullece de buscar y encontrar inocentes sobre los que descargar y trasladar sus propias culpabilidades y miserias” –se dijo Juan Luis-..
Y un tanto orgulloso y relajado por la celeridad y claridad de su respuesta, prosiguió el camino hasta su coche..

Pero no había andado más allá de una veintena de metros, cuando otra pregunta irrumpió en atribulada cabeza, ¿por qué los perros tienen rabo?.. Esta vez, Juan Luis no tuvo tanta suerte.. !y su mente se atascó, hasta tal punto, que tuvo que detener sus pasos, incapaz de responder y caminar al mismo tiempo!..
Un tanto agobiado, buscó con presteza algo útil entre los archivos de su desordenada memoria.. encontró algo entre los recuerdos de ciencias naturales de bachillerato, y otro poco en recuerdos de vídeos de National Geographic.. especies animales que utilizaban el rabo como instrumento y herramienta, como los monos, para facilitar su traslado de rama en rama, o las vacas, para quitarse de encima a los insectos molestos.. Pero Juan Luis no recordaba que los perros tuvieran alguna aspiración o habilidad “simiesca o tarzanera”, ni tampoco tenía constancia alguna de que fueran capaces de utilizar dicho apéndice como defensa.. !ni contra el más liviano insecto!.. Quizás –pensó Juan Luis- en el caso de los perros había que buscar el por qué de su rabo en motivos más elevados y trascendentes.. quizás emociones y/o sentimientos.. “Joder –se dijo a sí mismo- qué mal camino para encontrar una respuesta (sobre todo, a estas horas de la mañana).. de ahí a empezar a preguntarme por su derecho al voto o a recibir una pensión digna, !sólo hay un escaso paso!”..

Aturdido, bloqueado y, sobre todo, !congelado por el puto frío de los cojones!, Juan Luis comenzó a sentir una conocida y experimentada sensación de mareo indefinido.. Por instinto, se acercó y se agarró a la farola más cercana, esperando a que pasara aquel momento ansioso y angustioso.. !pero aquella no era su mañana!.. unos temblores comenzaron a subir por sus aflojadas piernas, anunciando unos inminentes y ruidosos estertores de su afligido estómago.. mientras su sangre parecía detenerse y congelarse, hasta teñir de una lividez cadavérica su ya desencajado rostro..

Entregado y a punto de potar el café y los dos croissant del desayuno (que pugnaban por salir disparados, desde su alborotado interior hasta los helados pies de la farola), Juan Luis imploró una callada y desesperada oración, una llamada de socorro.. !Y algún ente cósmico debió apenarse de su lamentable estado, y decidió acudir en su ayuda!.. Una luz comenzó a iluminar los casi infinitos y apagados rincones de su mente.. Una luz, al principio tenue y silenciosa, que fue aumentando en claridad, intensidad y brillo, hasta dejar su cerebro tan iluminado como el recinto de una feria..
Fue entonces cuando oyó aquella sonora, firme y cálida voz que le decía: “Juan Luis, los perros tienen rabo para poder moverlo, !eso es todo!”..

!Y tanto que era todo.. todo lo que Juan Luis necesitaba en aquellos instantes!.. una respuesta clara, sencilla, concisa.. !y correcta!.. Y cual conjuro o ensalmo milagroso, sus estertores y temblores cesaron.. y comenzó a sentir cómo su sangre volvía a fluir con fuerza, hasta colorear de nuevo sus mejillas.. Y hasta una solitaria lágrima (quizás de agradecimiento), cayó desde sus ojos hasta el frío y duro suelo..

 

Mientras reemprendía el camino hasta su coche, Juan Luis encendió un cigarrillo y aspiró una profunda (y hasta excesiva) calada que inundó sus ya congestionados pulmones.. al expulsar, con fuerza contenida, aquella primera bocanada de mortífero humo, Juan Luis se hizo un serio y firme compromiso: “Tengo que dejar este maldito vicio..!o algún día acabará dándome un serio disgusto!”.

Lo que aún no está claro es a qué “maldito vicio” se refería Juan Luis, en esos momentos.. !y mucho menos aún, si, alguna vez, tendría fuerzas para, definitivamente, dejarlo!

miércoles, 20 de octubre de 2010

EL ALMA

“(La hija le preguntó a su padre),
-Papá, ¿donde guardas tu alma?
-A dieciséis millas de aquí, hay un árbol, (le responde el padre),
alrededor del árbol hay tigres y osos y escorpiones y serpientes,
en lo alto del árbol hay una serpiente enorme,
en su cabeza hay una pequeña jaula,
en la jaula hay un pájaro,
!mi alma es ese pájaro!”
(antiguo cuento hindú, recogido por J.G. Frazer, 1854-1941)

Dibujo de Walton Ford (1998)

Hace ya mucho que decidí situarme entre aquellos que creen que el alma del ser humano, no está en nuestro interior, sino que se encuentra alrededor nuestro.. y entre aquellos, por tanto, que creen que la construcción de ese alma, no es, sólo (ni sobre todo), una tarea individual, sino el resultado de un afán colectivo.

Como en todas las pocas cosas en las que creo, este acto de fe no responde a ningún convencimiento de que sea la opción más acertada.. y mucho menos, que sea la única y verdadera..
(eso implicaría que dejara de ser una opción.. y hasta que dejara de ser un acto de fe)

En este caso concreto, quizás me atrajo la idea (y hasta la experiencia), de que mi alma nunca me perteneció de forma exclusiva.. de que, para bien o para mal, mi alma es deudora del otro, de la historia, del tiempo.. y quien sabe de qué otras circunstancias..

Y quizás, también me atrajera la idea (y hasta la esperanza), de que el alma del otro nunca me resultase, del todo, ajena.. de que, para bien o para mal, ese alma del otro pudiera ser, también, deudora mía..
Es probable que, quienes así creemos, perdamos sensibilidad y percepción de nuestra propia alma individual.. incluso puede que relativicemos su existencia..
.. o quizás sólo cambiamos el lugar y la manera de buscarla, percibirla y construirla,
..!un poco más allá de nosotros mismos!.

jueves, 14 de octubre de 2010

EL AZAR

A todos, más o menos, nos suenan términos como estadísticas, probabilidades, pronósticos, lógica, porcentajes, combinaciones, variaciones, permutaciones..

Todos estos términos son la base de múltiples y muy variadas actividades y fundamentos de nuestra vida cotidiana: desde los simples sorteos, juegos y encuestas, hasta los más complejos estudios, previsiones y decisiones sociológicas, políticas y económicas.. pasando por la inmensa mayoría de investigaciones científicas, avances tecnológicos... e incluso de la evolución del pensamiento filosófico o antropológico.

Todos estos términos proceden de las Matemáticas.. y más concretamente de la aspiración y la necesidad de someter al conocimiento, al rigor y la exactitud matemática la evolución de un determinado suceso, y, sobre todo, de la aspiración de poder establecer el resultado final de dicho suceso.
Para poder llevar acabo esta tarea, esta rama de las ciencias, necesitaba definir el punto de partida y objeto central de su estudio: surge así el concepto de Azar Matemático (muy diferente y hasta opuesto al concepto de azar cotidiano, que todos solemos utilizar).

El azar matemático define y analiza el Suceso Aleatorio como aquel suceso, en cuyo desarrollo, intervienen tales variables y circunstancias, que resulta imposible determinar su resultado, en un momento concreto y determinado.. bien sea por la imposibilidad de controlar, a la vez, todas esas variables que intervienen en el suceso, o bien sea por las limitaciones (técnicas y/o humanas), para controlar (por su naturaleza), alguna de las mismas.

El Azar matemático NO niega, sino que subraya el principio de CAUSALIDAD (existencia de causas), en el desarrollo y el resultado de un suceso; se opone, así, al concepto de azar cotidiano, basado en el principio de CASUALIDAD ( inexistencia de causas), en el desarrollo y el resultado de dicho suceso.

El Azar matemático, al afirmar el principio de causalidad, apuesta por la posibilidad y la necesidad de avanzar en el conocimiento y control de dichas causas, y por tanto apuesta por la posibilidad de transformar el suceso aleatorio en un "suceso controlado", cuyo resultado pueda ser conocido y previsto de antemano.

El Azar matemático, en ese proceso de conocimiento y transformación del suceso aleatorio, afirma NO poder controlar su resultado en un momento concreto, pero sí es posible conocer el desarrollo y la evolución de dicho resultado a lo largo de un determinado “período de tiempo" ( contra mayor sea ese "período de tiempo", mayor será su conocimiento y sus posibilidades de control).

Creo que sería interesante e importante considerar (y hasta asumir) que, nos guste o no, nuestra vida es un Suceso Aleatorio.. lo es tomada en su conjunto.. y lo es considerando, por separado, la inmensa mayoría de las partes y variables que la componen. Como tal suceso aleatorio, el azar matemático quizás sea un instrumento más que adecuado para estudiarla, comprenderla, aceptarla.. !y transformarla!.

La vida como suceso aleatorio, explica nuestra fragilidad, nuestros miedos e inseguridades.. y nuestra desesperada ansiedad por buscar seguridades y depositar confianzas, de cualquier naturaleza y condición..
Porque en nuestras vidas se suceden los acontecimientos inesperados e imprevisibles, y los acontecimientos esperados pero inevitables.. La inmensa mayoría de estos acontecimientos son sucesos aleatorios, tienen sus causas, pero no podemos controlarlas en su totalidad, ni en sus resultados inmediatos y a corto plazo.. Pero sí podemos aspirar a mejorar su conocimiento y su evolución y resultado a más largo plazo.. y por tanto, podemos aspirar a mejorar nuestras respuestas, tratando de evitar las consecuencias más negativas de las mismas..

 
Frente al concepto de azar cotidiano (basado en la casualidad y la indefensión), y desde hace muchos años, yo apuesto por este azar matemático, basado en la causalidad y la posibilidad de avanzar en un mayor y mejor control de la evolución de los acontecimientos y de sus consecuencias..
Y suelo anteponer este azar matemático, a cualquier otra instancia o poder (supremo o dictatorial), que pretenda establecer o determinar el presente y el futuro de cada individuo.. no tanto porque no las respete (a algunas de ellas), sino porque creo que son difíciles de conciliar con la necesaria confianza del ser humano en sí mismo (y en los demás), y en su capacidad para ser protagonistas de la transformación de la realidad.. !su propia realidad!.
 
Creo que un cierto grado de incertidumbre en nuestras vidas,
no sólo es necesario, sino también imprescindible e inevitable..
Pretender controlar todo y a todos,
además de ser una inmensa e inútil arrogancia,
es, afortunadamente, una solemne gilipollez.

miércoles, 6 de octubre de 2010

EL HUMOR ES INTELIGENTE

El Humor ha sido siempre, para mí, una parte importante de la vida.
Al contrario de lo que muchos piensan, creo que el Humor, a lo largo de la historia, ha sido un recurso incómodo, desconocido e ignorado, desprestigiado, rechazado e incluso perseguido... tanto por quienes han controlado (o intentado controlar) los diferentes ámbitos del ser humano, como por quienes se han sometido, sin reparos ni reservas, a dicho control establecido.

Sin necesidad de remontarse muy atrás en la historia, resulta fácil recordar y observar cómo, en pleno siglo XXI, en sociedades y ámbitos de muy distinto signo (tanto público como privado), son frecuentes y constantes las críticas, censuras y condenas a las que el Humor está continuamente sometido.
A priori, resulta difícil comprender que una caricatura de unos futuros monarcas, o de un lejanísimo profeta religioso, o de unos determinados símbolos sociales o culturales, puedan ser considerados más "ofensivos y peligrosos" que la avalancha cotidiana de insultos, mentiras, amenazas, asesinatos, guerras de intereses, invasiones y destrucciones de países y ciudadanos... que podemos encontrar, cada día, en cualquier medio de información, local o internacional.
Igualmente de incomprensible resulta comprobar que un comentario humorístico, en el ámbito de las relaciones privadas, pueda ser considerado más "perjudicial y condenable" que el egoísmo, el interés (o el desinterés), la falta de diálogo, la imposición, el desprecio o el rechazo... que tan frecuentemente presiden nuestras relaciones personales.

Esta aparente e incomprensible contradicción, quizás comienza a encontrar explicaciones cuando nos paramos a reflexionar sobre qué es y para qué sirve el humor.

Porque el Humor es, ante todo, una actitud global de análisis y comprensión de la realidad en que vivimos. así como una propuesta de reflexión y crítica, individual y colectiva de dicha realidad.

En muchas ocasiones tiende a confundirse el Humor con la capacidad y los mecanismos para hacer reír (o sonreír). Pero se puede reír (o sonreír) por múltiples razones que poco o nada tienen que ver con el Humor: se puede reír como respuesta emocional, de alegría, sorpresa, afecto, ternura, nerviosismo, complicidad... se puede reír por condicionamientos o costumbres sociales y culturales... o como simple respuesta a estímulos físicos.

El Humor puede conducir a la risa, pero ésta es sólo un valor añadido (deseable y de agradecer), porque el Humor siempre aspira a ir más allá: nos invita a mirarnos y a mirar a nuestro alrededor, a pensarnos y a pensar en el mundo en que vivimos.

Para conseguir estos objetivos, el Humor ha utilizado, enriquecido y aportado instrumentos específicos, como la ironía, el sarcasmo, el cinismo, la paradoja, el sofisma, la sátira... Es interesante poner de relieve que la mayoría de estos instrumentos nacen (o al menos se definen y consolidan), ligados al desarrollo de las teorías del conocimiento del ser humano, como la Filosofía, la Literatura o el Arte clásico, griego y romano.

La Ironía, cuyo término griego del que procede (eironeia) significa "simulación", es el recurso mediante el cual se da a entender algo más, y hasta lo contrario de lo que se dice o expresa.
La Ironía, utilizada por Sócrates como parte primera de su "método dialéctico", es deudora de la Paradoja (incongruencia inesperada entre el lógico desenlace de un suceso, y lo que sucede realmente), y madre del Sarcasmo (ironía aguda que manifiesta una crítica intensa, e incluso despiadada).
El Cinismo, cuyo término griego del que procede (kinicós) significa "perro", fue un movimiento filosófico, emparentado con el estoicismo, y reconocido por la radicalidad de sus planteamientos.
Oscar Wilde afirmaba: "El Cinismo consiste en ver las cosas como realmente son, y no como se quiere que sean".
Los Sofistas, cuyo término griego del que proceden (sophistés) era sinónimo de "sabios", fue un movimiento educador y pedagógico, más que una escuela filosófica. Sus trabajos y enseñanzas centraron su interés en el estudio y conocimiento del hombre y la sociedad, en la reflexión sobre la civilización y la cultura.
Protágoras afirmaba: "El hombre es la medida de todas las cosas".
La Sátira, que surge como recurso literario y dramático, está destinada a criticar, y ridiculizar, las costumbres y las conductas de los individuos y grupos sociales. Apoyándose en la minimización de "lo grande y excepcional", o en la exageración de "lo pequeño y cotidiano", o recurriendo a la parodia (imitación burlesca), la Sátira se ha consagrado, en nuestra cultura, como un instrumento eficaz de análisis, reflexión y crítica de la realidad.

Con todos estos instrumentos, adaptados y enriquecidos, el Humor ha ido creando su propio y variado lenguaje, hasta convertirse en un medio de expresión y comunicación capaz de "infiltrarse" en todas las manifestaciones y situaciones del ser humano. Esta capacidad de adaptación e infiltración, ha permitido al Humor, sobrevivir y escapar a los rígidos controles (éticos, morales y sociales) que los distintos grupos y sociedades han ido estableciendo sobre los individuos. Esta característica de "incontrolable", es, probablemente, la explicación del recelo, el rechazo y la persecución a los que el Humor ha estado sometido históricamente.
 
Pero el humor también es, o puede ser, un estímulo y un instrumento de ayuda para afrontar la vida cotidiana. Sobre todo ante situaciones difíciles, por su complejidad o su novedad, y para las cuales no existen respuestas establecidas, ni soluciones adecuadas y convincentes. Ante dichas situaciones, solemos buscar respuestas externas, ajenas y lejanas.. El Humor, en cambio, está siempre a nuestro alcance, porque forma parte de nosotros, es una más de nuestras capacidades y recursos como seres humanos. El Humor no hace "milagros", pero sí nos ayuda a pensar y mirar, de manera distinta, esa compleja realidad en la que vivimos... Y a veces, a través de esa mirada diferente, es posible encontrar respuestas inesperadas, o descubrir actitudes y sentimientos desconocidos u olvidados.
El Humor es, también, una invitación a compartir. Con él podemos expresar cómo somos, pensamos y sentimos, podemos darnos a conocer y podemos conocer, un poco mejor, al otro.

El Humor es un recurso, un instrumento a disposición de todos y cada uno de nosotros. Pero como ocurre con todos los recursos, es importante aprender a gestionarlo (como emisor y como receptor), ejercitándolo con libertad y sin complejos, mirando, escuchando, participando, imaginando, soñando, sintiendo... y pensando..

A veces se califica como "Humor inteligente", alguna forma concreta de Humor..
Yo creo que todo humor, o es inteligente, o no es humor..
..(!será cualquier otra cosa!)..

martes, 28 de septiembre de 2010

EL ORGULLO

Las imágenes expuestas a continuación fueron tomadas por el fotógrafo Charles Ebbets; forman parte de una colección fotográfica sobre el levantamiento y la construcción de los primeros grandes rascacielos de la ciudad de New York, llevada a cabo en la primera mitad del siglo XX... Algunas, por ejemplo, pertenecen  a la construcción del Rockefeller Center y están tomadas en la planta 70 (a más de doscientos metros de altura)..
  
Al contemplar estas imágenes, lo primero que uno experimenta es un intenso escalofrío y/o estremecimiento.. o dicho más llanamente: ! se te sube, de repente, algo, hasta hacerse un grueso nudo en la garganta !..
Superada esta primera e inquietante sensación, uno imagina, inmediatamente, las protestas, reclamaciones y gritos, en el cielo y en el infierno, que proferirían lideres sindicales, políticos responsabilizados y medios de comunicación sensibilizados.. si dichas imágenes hubieran sido tomadas en nuestros días.. Protestas a las que, sin duda alguna, nos sumaríamos todos, con total y absoluto entusiasmo..
Una vez pasados ese momento de acojono ajeno y extremo, y el momento reivindicativo y solidario, uno (ya más sosegado), casi no tiene más remedio que pararse y reflexionar, aunque sólo sea brevemente (a menos, claro está, que uno tenga menos sensibilidad que un botijo)..
Seguramente, ante estas imágenes, podrían ser muchas y muy diversas las reflexiones que podrían hacerse..
En mi caso concreto (no sé muy bien por qué), me he quedado con una pregunta:
¿ de qué nos solemos sentir orgullosos los seres humanos?..
                      
                                               
El Orgullo (el propio o el ajeno), es ese sentimiento de aprobación, de satisfacción y reconocimiento que experimentamos durante o después de una determinada acción o el desarrollo de un proceso, bien por haberlos protagonizado, por haber participado en ellos, o por sentirnos (de alguna manera), más o menos cercanos de quienes los han llevado a cabo.

Para bien y para mal, dicho sentimiento de orgullo está, por tanto, ligado al esquema de valores establecido en cada grupo o sociedad... y en cada momento histórico concreto y determinado... No es de extrañar, por tanto, que los seres humanos podamos sentirnos orgullosos de hechos y acontecimientos tremendamente dispares y contradictorios.. Desde los más loables y admirables.. hasta los más terribles y despreciables..

Los actos y procesos violentos son un ejemplo claro de ello: dependiendo de si los protagonizamos "nosotros o los nuestros", o si los protagonizan "los otros", suelen ser considerados "actos heroicos y ejemplares" (merecedores de todo tipo de reconocimientos), o "actos repudiables" (merecedores de todo tipo de condenas)..

Otro ejemplo de ello, tan generalizado, o más, en el espacio y en el tiempo, es aquel que refleja el antiguo dicho "Tanto tienes, tanto vales"... y que básicamente consiste en trasladar el reconocimiento y la satisfacción (y por tanto el sentimiento de orgullo), de la acción concreta a su resultado o rentabilización... El sentimiento de orgullo se convierte, así, en una mercancía más, manipulable, comercializable y hasta cotizable en Bolsa, o en cualquier otro mercado de valores, ya sea político, religioso, social..
Cuando contemplamos y admiramos algún monumento, algún prodigio arquitectónico o urbano (ciudades, templos, pirámides, catedrales, puentes, edificios singulares..), recordamos (como mucho), a quienes más y mejor los han sabido rentabilizar (propietarios, diseñadores, reyes, papas, generales o gobiernos de turno).. Pero casi nunca (por no decir nunca), tenemos presente a quienes, con su esfuerzo y hasta su vida, los levantaron y los convirtieron en una realidad (esclavos, presos, soldados, emigrantes, trabajadores asalariados..)

No digo yo que haya que olvidar a Todos los primeros (aunque igual no estaría nada mal hacerlo con muchos de ellos).. Pero sí creo que deberíamos tener más presentes a los Segundos... No lo digo por ningún tipo de sensiblería sentimental... ni tampoco por ningún alarde de hipocresía solidaria.. Creo que es una cuestión ética, de justicia, de reconocimiento y restitución histórica y necesaria.. Ninguno de ellos contó nunca (ni cuenta), con ningún tipo de reconocimiento social  más bien de todo lo contrario).. es por tanto lógico pensar que difícilmente pudieron (ni pueden), sentirse muy orgullosos ni de sí mismos... salvo, quizás, por el orgullo personal de sobrevivir y "tirar para adelante"..
Puede que muchos piensen que con eso, ya es bastante... yo, personalmente, quiero creer que es insuficiente... y hasta injusto..

Por ello, desde acá, aprovecho para expresar mi admiración por todas estas personas relegadas, históricamente, al anonimato y al olvido... y para expresar, también, mi pequeño o gran orgullo de pertenecer, cuanto menos, a su misma condición y especie..

jueves, 23 de septiembre de 2010

..Y JOHNNY COGIÓ SU FUSIL..

Por necesidad y por ley, hace años que todos los “productos perecederos” están obligados a llevar, bien visible, y de forma clara y entendible, su fecha de caducidad.. En realidad también la llevan, incluso aquellos productos que no son considerados, legalmente, como tales (las garantías y todo el complejo mundo de normas, revisiones, inspecciones o chequeos dan fe de ello).. No es más que el reconocimiento de un hecho evidente : ! todo, en esta vida nuestra, es perecedero !..
Bueno, todo, menos, al parecer, el ser humano..

Dicho así, suena a una solemne estupidez, porque todos sabemos que el ser humano es tan perecedero como todo lo demás.. Yo me atrevería a decir que lo es, aún más, porque es consciente de dicha condición.. y eso le convierte en indefenso y vulnerable.. más propenso que ninguna otra criatura o producto a precipitar y agravar, con su angustia y sufrimiento, su natural y propia caducidad.

A pesar de ello (o quizás por ello), desde el momento mismo de nacer, al igual que nos lavan, eliminando los restos de nuestra anterior no-existencia, parece que también nos borran (o al menos lo intentan), cualquier indicio o sombra de nuestra condición perecedera.. y de esta manera, los seres humanos y su entorno, comenzamos una alocada, arriesgada y, a veces, hasta patética carrera en busca de una más que probable inexistente e imposible inmortalidad..

Al servicio de semejante e inútil obsesión, colocamos toda una amplísima batería de códigos y legislaciones, costumbres y tradiciones, moralidades e ideologías, dioses y creencias..
Y al frente de todas ellas, cómo no, dejamos que se instalen todo tipo de administradores y controladores..

El negocio, la rentabilidad y, sobre todo, el control sobre los más importantes aspectos de nuestra existencia, está, por tanto, más que asegurado: nos dirán (o dictarán) lo que tendremos que comer, lo que tendremos que pensar, lo que tendremos que sentir, lo que tendremos que creer, lo que tendremos que hacer, que soñar, que desear, que gozar, que sufrir.. Y también nos dirán (o dictarán) cómo y hasta cuando tendremos que hacerlo… fijarán los premios y castigos de nuestra buena o mala conducta.. Y sobre todo, se apropiarán del único y mayor bien que poseemos y que, por tanto, quizás nos debería de pertenecer en propiedad absoluta y exclusiva: !nuestra propia vida!..

Y los seres humanos aceptamos, gustosos y encantados, a cambio de la tierra y/o la inmortalidad prometida.. o al menos, a cambio de intentar seguir ocultando e ignorando nuestra condición perecedera.. Y para ello estamos dispuesto a hacer cuanto sea necesario, a pagar cuanto haga falta… !incluso a vender nuestra propia vida a cualquier diablo!..

  
Aquel lunes por la tarde, Johnny se duchó pronto, apenas levantado de la siesta que nunca existió.. A las siete de la tarde tenía cita en el centro de salud.. Por enésima vez (y en el enésimo sitio), tenía que ejercer de intermediario entre la persona a la que cuidaba y quería, y el resto de la sociedad.. En teoría, su papel se lo debía conocer al dedillo.. Sin embargo, aquella vez era diferente.. Iba (y se sentía) sólo, tremenda y abrumadoramente sólo.. Y también iba mínimamente (o quizás demasiado) preparado para aquella cita.. Sabía, de antemano, el diagnóstico que le iban a dar.. Sabía, de antemano, la pregunta que tenía que hacer.. Y sabía, de antemano, la respuesta que iba a recibir..

..Ya en la consulta, donde tantas veces había acudido como acompañante durante los últimos años, Johnny escuchó, tranquilo y resignado, el diagnóstico esperado y las explicaciones de la doctora, a la que conocía, también, desde hacía bastantes años.. Cuando la doctora acabó de hablar, Johnny pensó sólo en su persona ausente y querida.. e hizo la pregunta que tenía que hacer: -“si la evolución de la enfermedad avanza, y ella no tiene capacidad ni fuerzas para soportarla, ¿existe alguna posibilidad de ayudarla para acortar el proceso de su enfermedad y de su sufrimiento?”- .. Y Johnny recibió la respuesta esperada, más en el fondo ("ninguna posibilidad"), y quizás algo menos, en la forma.. porque Johnny hubiera deseado escuchar menos justificaciones de códigos deontológicos, morales o penales, y unas pocas palabras más de comprensión y apoyo.. aunque dichas palabras no hubiesen cambiado nada..

..Y Johnny salió de aquel centro de salud, como había entrado.. sólo, tremenda y abrumadoramente sólo.. Entró en el primer bar que encontró abierto y pidió una cerveza.. y mientras se la tomaba, se repetía las palabras que suelen decirse en estas ocasiones: “así es la vida” .. sólo al ir acabando aquella fría cerveza (y quizás algo animado por la misma), Johnny se atrevió a decirse y a decir: “así sólo es la  vida que nos hemos montado.. !hasta que seamos capaces de cambiarla!”..

miércoles, 15 de septiembre de 2010

CARICATURAS

Una Caricatura (procedente del término italiano "caricare": cargar o exagerar), es una visión o descripción que exagera o distorsiona la apariencia o el comportamiento de una persona, un grupo social.. o una institución.. con el fin de provocar un efecto grotesco, humorístico, satírico.. o reflexivo..
En su sentido más reconocido y moderno, la Caricatura nace en Bolonia, a finales del siglo XVI, en una escuela de arte fundada por una familia de pintores, los Carracci, y su uso está especialmente destinado al lenguaje y la representación gráfica..

..Bueno, eso es, al menos, lo que afirman y recogen los diccionarios y las enciclopedias..
Porque una caricatura puede ser, también, la forma que tenemos de observar la realidad y configurarla..
..y puede ser, también, la forma que tiene esa realidad, de observarnos a nosotros..
Porque una caricatura puede ser, también, la manera que tenemos de contemplar a los demás..
..y puede ser, también, la manera que tienen los demás, de contemplarnos a nosotros..
Porque una caricatura puede ser, también, la forma de darnos a conocer a los otros ..
..y puede ser, también, la forma de mirarnos y conocernos a nosotros mismos..
Y como consecuencia de todo ello, también podrían ser caricaturas nuestras relaciones con cuanto nos rodea.. nuestras reacciones o nuestras propuestas.. nuestras aspiraciones o nuestros sueños..
Porque, con frecuencia, nuestras limitaciones son tantas.. y nuestros recursos tan escasos.. que difícilmente podemos aspirar a otra cosa que a ser caricaturas de carne y hueso, en un mundo real de chiste y caricaturesco..
Eso sí, con algunas diferencias importantes con las caricaturas de ficción que viven en su mundo de ficción: !éstas, ni sufren, ni hacen sufrir tanto!.. además de ser más divertidas, sensatas e inteligentes a la hora de observar y analizar su propio mundo... Y de paso, también el nuestro ..

Quizás, por ello, puestos a elegir, a veces tomo partido.. para quedarme con Homer Simpson y su familia, la pandilla de South Park, la Pantera Rosa, el Coyote y el Correcaminos, los Guiñoles, el Monstruo de las Galletas, la Rana Gustavo... o hasta el mismísimo Pato Donal..

Igual lo más importante, no es aspirar a dejar de ser una caricatura..
sino intentar decidir (o incluso elegir), la caricatura que queremos ser..
o al menos, asumir la caricatura que ya somos..
para intentar redibujarla.. algún día.. o a cada momento..